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Astronomía
La Química Interestelar Se Torna Más Compleja Con el Hallazgo de una Nueva Molécula Cargada
21 de Agosto de 2007.

Foto: Bill Saxton, NRAO/AUI/NSFUn grupo de astrónomos, usando datos del radiotelescopio GBT, ha encontrado la molécula negativamente cargada más grande vista en el espacio hasta ahora. El tamaño de esta molécula de carga negativa, o anión, forzará a emprender una revisión drástica de los modelos teóricos de la química interestelar.

Este descubrimiento agrega un peldaño más a la alta diversidad y complejidad que ya posee la química del espacio interestelar. También aumenta el número de vías disponibles para la creación de las complejas moléculas orgánicas y otras grandes especies moleculares que pueden ser los precursores de la vida en las nubes gigantes en las que se forman estrellas y planetas.

Dos equipos de científicos encontraron la molécula negativamente cargada, una cadena de ocho átomos de carbono y uno de hidrógeno, en la envoltura gaseosa de una estrella vieja y evolucionada, y en una fría y oscura nube de gas molecular. En ambos casos, la molécula tenía un electrón extra, dándole una carga negativa. Cerca de 130 moléculas neutras y una docena de moléculas cargadas positivamente han sido descubiertas en el espacio, pero la primera molécula cargada negativamente no fue descubierta hasta finales del año pasado.

El ion negativo más grande descubierto previamente en el espacio tiene seis átomos de carbono y uno de hidrógeno.

Hasta fechas recientes, muchos modelos teóricos de cómo las reacciones químicas transcurren en el espacio interestelar han rechazado casi mayoritariamente la presencia de aniones. Los últimos descubrimientos demuestran que hay muchas más formas de construir grandes moléculas orgánicas en ambientes cósmicos que las que los científicos creían.


La luz ultravioleta de las estrellas puede golpear un electrón y expulsarlo fuera de una molécula, creando un ion cargado positivamente. Los astrónomos habían pensado que las moléculas no podrían retener durante un tiempo significativo un electrón extra, y por tanto una carga negativa, en el espacio interestelar, lo cual naturalmente no es el caso.

Anthony J. Remijan, del Observatorio Nacional de Radio-Astronomía (NRAO), y sus colegas, encontraron los nuevos aniones en la envoltura de la estrella gigante evolucionada IRC +10 216, aproximadamente a 550 años-luz de la Tierra, y ubicada en la constelación de Leo. Ellos encontraron ondas de radio emitidas a frecuencias específicas, que son características de la molécula cargada, investigando los datos de archivo procedentes del radiotelescopio GBT.

Otro equipo del Centro para la Astrofísica (CfA), gestionado conjuntamente por la Universidad de Harvard y el Instituto Smithsoniano, encontró la misma emisión característica cuando observaba una nube fría de gas molecular llamada TMC-1 en la constelación de Tauro. Estas observaciones también se hicieron con el GBT. En ambos casos, experimentos de laboratorio precedentes, realizados por el equipo del CfA, mostraron qué frecuencias de radio son emitidas por la molécula, indicando así a los astrónomos qué debían buscar.

En estas investigaciones también trabajaron científicos de la NASA, la Queen's University en Belfast, Irlanda del Norte, la Universidad de Manchester en el Reino Unido, y el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST) en los EE.UU.

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