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Meteorología
Presencia en la Atmósfera de Bacterias Que Contribuyen a la Lluvia
11 de Abril de 2008.

Foto: LSUBrent Christner, profesor de ciencias biológicas en la Universidad Estatal de Louisiana, en colaboración con colegas en Montana y Francia, ha encontrado recientemente evidencias de la amplia distribución por la atmósfera de bacterias fabricantes de lluvia. Estas partículas biológicas podrían tener un peso importante en el ciclo de la precipitación, influyendo sobre el clima, la productividad agrícola e incluso el calentamiento global.
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El equipo de Christner examinó la precipitación en diversas ubicaciones y ha demostrado que los núcleos de hielo más activos, un sustrato que permite la formación del hielo, son los de origen biológico. Esto es importante ya que se requiere la formación de hielo en las nubes para formar la nieve y la mayor parte de las lluvias. El polvo y las partículas de hollín pueden actuar como núcleos de hielo, pero los núcleos biológicos de hielo son capaces de catalizar el proceso de congelación a temperaturas mucho más cálidas. Por ello, si están presentes en las nubes, estos núcleos biológicos pueden contribuir de manera importante a los procesos que activan la precipitación.

El concepto de bacterias fabricantes de lluvia no es descabellado. Sembrar nubes con yoduro de plata o hielo seco se ha hecho desde hace más de 60 años. Muchas instalaciones turísticas para esquiar usan un preparado de bacterias nucleadoras de hielo, disponible comercialmente, para crear la nieve cuando la temperatura es de sólo unos pocos grados por debajo del punto de congelación.

"Mi colega David Sands de la Universidad Estatal de Montana propuso hace unos 25 años el concepto de bioprecipitación y pocos científicos le tomaron en serio, pero ya empiezan a acumularse las evidencias que apoyan esta idea", señala Christner.

Sin embargo, lo que más complica esta investigación es que las bacterias más conocidas de esa clase son agentes patógenos de los vegetales. Estos patógenos, que son básicamente gérmenes, pueden causar daños a las plantas, trayendo como resultado devastadores efectos económicos en los rendimientos de las cosechas agrícolas.


"A menudo, en la labor de investigar patógenos bacterianos se tiende a pasar por alto otras fases de su ciclo de vida, debido a que el interés científico se concentra tan sólo en su papel para la salud de la planta o de animales", advierte Christner. "El transporte a través de la atmósfera es una estrategia de diseminación muy eficaz, por lo que la habilidad de un patógeno para contribuir a su propia precipitación desde la atmósfera sería ventajosa para encontrar nuevos organismos receptores".

Es posible que la atmósfera represente una faceta del ciclo de infección, mediante el cual la bacteria infecta un vegetal, se multiplica, se disemina en forma de aerosoles en la atmósfera y por último es descargado en un nuevo receptor vegetal a través de la lluvia.

"El papel que desempeñan las partículas biológicas en los procesos atmosféricos ha sido pasado por alto durante mucho tiempo. Sin embargo, hemos encontrado núcleos biológicos de hielo en las muestras de precipitación tomadas en lugares que van desde la Antártida hasta Louisiana; o sea, son omnipresentes. Nuestros resultados constituyen un impulso para que los científicos atmosféricos empiecen a pensar en el papel que estas partículas desempeñan en la precipitación", explica Christner.

Este nuevo estudio es sin duda multidisciplinario, uniendo especialidades tan variadas como la microbiología y la meteorología. Abre una nueva vía de investigación y demuestra claramente que apenas estamos empezando a conocer el alcance de la intrincada interacción entre el clima del planeta y la biosfera.

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