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Neurociencias
Cómo Reconocen Nuestros Cerebros a Otros Individuos
7 de Abril de 2006.

Foto: Kevin Stearns/Cornell UniversityImagine encontrarse con un compañero o compañera de clase de la escuela secundaria a quien siempre quiso conocer mejor. Luego imagínese al chico que lo empujaba en los pasillos. ¿Reaccionaría usted de modo diferente? ¿Qué pasa en su cerebro durante esos reencuentros? Una investigación aporta nuevos datos al respecto.

De hecho, diferentes áreas del cerebro reaccionan de modo diferente al reconocer a distintos sujetos, dependiendo de las emociones asociadas al recuerdo, según ha encontrado un equipo de psicólogos de la Universidad de Cornell. El equipo, dirigido por el profesor de psicología Robert Johnston, ha llevado a cabo los experimentos para estudiar el reconocimiento individual.

Pero en vez de malograr las reuniones de ex-compañeros de escuela secundaria llevando a remolque una máquina de MRI, los investigadores se quedaron en su laboratorio y crearon encuentros sociales entre hámsters dorados. Entonces examinaron los cerebros de los animales para buscar evidencia de esos encuentros.

El año pasado, el equipo de Johnston llevó a cabo el primer experimento para demostrar la base neuronal del reconocimiento individual en los hámsters e identificar qué áreas del cerebro tomaban parte en éste.

Una mejor comprensión de estos mecanismos puede ser de importancia capital para tratar ciertas formas de autismo, el síndrome de Asperger, las psicopatías y los desórdenes sociales de la ansiedad.

La capacidad de reconocer a los otros individuos es fundamental en la conducta social de virtualmente todos los vertebrados y también de algunos invertebrados. Los humanos tenemos una habilidad increíble de reconocer, recordar y guardar gran cantidad de información sobre los individuos, incluso sobre personas con las que nunca nos hemos encontrado realmente. Esta capacidad es el centro de los circuitos que forman lo que podríamos llamar el cerebro social.

El equipo de Johnston usó los hámsters para estudiar el reconocimiento porque sus cerebros se parecen mucho al nuestro; son más sofisticados de lo que se suele creer.

En el último experimento, un hámster macho encontró a dos individuos que conocía igualmente bien pero con los que tuvo interacciones diferentes el día anterior: un macho que lo derrotó en una lucha, y otro con el que nunca había luchado. Los encuentros imitaron a los que ocurren en la naturaleza.

El hámster huyó del macho agresivo pero fue atraído por el macho neutro, sugiriendo ello que reconoció a los dos individuos y recordó sus experiencias con ellos. Los investigadores encontraron actividad en las partes anterior y dorsal del hipocampo y en la amígdala, entre otras áreas de su cerebro. Después repitieron el experimento con otro hámster cuyo hipocampo dorsal anterior fue adormecido con un anestésico local, y constataron que el animal no evitó al individuo que lo había derrotado. Esto mostró a los investigadores que esta región es necesaria para la memoria del reconocimiento. El hipocampo también se ha relacionado con la memoria del reconocimiento en los humanos.

Aunque los hámsters reconocen a los individuos por el olor, y los humanos usamos fundamentalmente la vista, el mecanismo subyacente es el mismo.

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