El Incipiente Negocio de las Energías Alternativas

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Fabricar paneles solares, aerogeneradores, o perfeccionar un motor eléctrico competitivo para coches, puede ser la llave para hacer grandes negocios en los próximos años. En este artículo se ofrece un recorrido por las energías alternativas y el estado tecnológico actual de los dispositivos para explotarlas, así como por algunas otras iniciativas que pueden revolucionar el transporte terrestre y ciertos sectores de la industria.
Es evidente que si el coste de fabricación, instalación y mantenimiento de generadores eléctricos que se alimenten de la luz solar, la fuerza del viento, o el calor interno de la Tierra, desciende lo suficiente, podrán explotarse a gran escala fuentes energéticas que hoy se usan sólo de manera reducida. La energía, fluido vital de toda industria, e importante factor determinante en el coste de fabricación de los bienes de consumo, ha tendido a encarecerse durante los últimos años, ante una demanda cada vez mayor de las naciones industrializadas.
Por otro lado, el petróleo no durará siempre, y es momento de planificar nuevas estrategias comerciales para el futuro, orientadas a perfeccionar motores eléctricos o de otro tipo para coches, a buscar milagrosos combustibles sintéticos de bajo coste, o a abordar soluciones imaginativas hoy difíciles de prever. En cualquier caso, estar a la delantera en este tipo de cuestiones, ya sea desarrollando tecnología para su comercialización, ya sea adquiriéndola para lograr un mejor rendimiento energético, será la clave para prosperar dentro del campo industrial en el futuro que se avecina.

LA ENERGIA DEL SOL
La solar es quizá la más conocida de las energías alternativas. En países como por ejemplo España, constituye un recurso energético con un extraordinario potencial.
Las instalaciones de este tipo son cada vez más frecuentes. Los precios tenderán a bajar de manera sistemática, al mejorarse las células fotoeléctricas y la constitución global de los sistemas. Ello hace que la rentabilidad de la energía solar crezca. Desde hornos solares de dimensiones industriales, hasta suministro eléctrico de casas o urbanizaciones aisladas, sus aplicaciones comerciales aumentan.
Diversas firmas y organizaciones trabajan en el perfeccionamiento de tecnología solar o en el desarrollo de dispositivos más avanzados.
La conocida compañía Siemens crea y comercializa una variada gama de productos, lo bastante flexibles como para permitir hacer instalaciones a medida de las necesidades de cada cliente. Las utilizaciones de sus paneles solares son múltiples: iluminación y electrodomésticos en chalets aislados y yates, funcionamiento de sistemas eléctricos en granjas, sistemas de regadío automático en zonas de cultivo, bombas extractoras de agua, unidades móviles de medicina rural, telecomunicaciones en lugares aislados, y un largo etcétera.
Aparte de la adaptabilidad para múltiples usos que estos dispositivos de Siemens poseen, sus características básicas son también sumamente interesantes, ya que se apartan de la imagen tradicional que sobre los paneles solares aún tiene mucha gente. Las células fotoeléctricas de Siemens reúnen dos cualidades muy importantes. Una es su resistencia, que garantiza una larga vida útil y un bajo mantenimiento. Esto es decisivo a la hora de calcular la rentabilidad de una instalación eléctrica solar. No sirve de nada que la energía suministrada sea gratuita si hay que pagar constantes reparaciones. Otra cualidad decisiva de estas células es su eficacia en el aprovechamiento de la luz solar. Su productividad no queda circunscrita tan sólo a buenas condiciones de irradiación solar, sino que pueden funcionar desde el amanecer hasta el crepúsculo, en condiciones meteorológicas bastante adversas.

Otro rasgo destacable del diseño de los sistemas de Siemens es su carácter modular que permite ampliar o reducir una instalación añadiendo o quitando elementos, con lo cual se evita la engorrosa y cara solución de reemplazar todo el sistema por otro distinto. Asimismo, los dispositivos de Siemens están preparados para una opción que cada vez se considera más lógica e ineludible en una instalación que de verdad pretenda ser competitiva: su capacidad de funcionar conjuntamente con otros generadores de energía. No sólo para permitir un sistema convencional de reserva si así se desea, sino para combinar su producción con la de generadores basados en otras energías alternativas. Por ejemplo, tal como detallaré más adelante, el viento suele ser una fuerza importante en bastantes zonas, de modo que si a unos paneles solares se les añade un sistema eólico, el rendimiento conjunto crece, al tiempo que abarca un espectro mayor de condiciones meteorológicas válidas para la producción eléctrica, desde un día tórrido sin una pizca de viento, a una noche invernal con tempestad.
La energía solar no sólo es útil para pequeñas instalaciones, sino que también puede dar lugar a centrales eléctricas; uno de los primeros ejemplos incuestionables llegó ya en 1993 con la instalación de una central de 500 kilovatios de potencia cerca de Kerman, California, dirigida a proporcionar electricidad adicional a la red de distribución en periodos de alto consumo.
La fabricación de células fotoeléctricas ya no es un trabajo casi artesanal de laboratorio, sino que se realiza con automatismo creciente. Las cadenas de montaje permiten disminuir el tiempo y el coste de fabricación, y además aumentar la calidad.

USANDO TAMBIEN EL CALOR DEL SOL
Los Laboratorios Nacionales de Sandia (SNL), en Estados Unidos, también mantienen una fructífera actividad diseñando y perfeccionando sistemas fotoeléctricos. Una de sus líneas de desarrollo que más han ayudado a abrir camino en el progreso tecnológico del sector energético es la de los paneles de alto rendimiento cuyo funcionamiento se basa no sólo en aprovechar la luz del Sol, sino también su calor.
Toda España es una zona idónea para la energía solar, en especial Andalucía y otras áreas. Es por ello que diversas empresas se están especializando en el tema, o bien éste constituye una parte representativa de su actividad comercial. Firmas como por ejemplo la barcelonesa Elektron han jugado un papel decisivo en la introducción de la energía solar como nuevo negocio.

EL VIENTO COMO FUENTE DE ENERGIA
La energía del viento se perfila cada vez más como una propuesta atractiva. Los avances que se están produciendo en la tecnología de aerogeneradores hacen que el coste de esta energía sea competitivo, bajo ciertas circunstancias, frente a las tradicionalmente más baratas. Esto permite augurar un importante crecimiento de ella en muchas áreas geográficas, ya sea como fuente energética principal, o como auxiliar. En España, empresas como Ecotecnia, están desarrollando y comercializando con éxito tecnología eólica.
Un aerogenerador, al igual que sus ancestros los molinos, basa su funcionamiento en recibir sobre sus aspas la fuerza del viento, lo que ocasiona el giro de las mismas. Este movimiento mecánico logrado, permite alimentar una dinamo que genera electricidad.
Resulta bastante fácil determinar la ubicación de una central eólica en función del régimen de vientos local.

CONSOLIDACION DE LA TECNOLOGIA EOLICA
Las innovaciones que se han introducido en los nuevos aerogeneradores han permitido un mejor aprovechamiento de la fuerza del viento, elevando la cantidad de electricidad creada. De este modo, se han reducido costes y se ha incrementado el rendimiento. En consecuencia, el uso de energía eólica en áreas propicias ha visto aumentada su competitividad, desbancando a otras energías que ostentaban allí la supremacía, al mismo tiempo que ha pasado a resultar factible en zonas donde no se consideraba que pudiera serlo. En España, que posee buenos recursos eólicos, varias empresas españolas han desarrollado aerogeneradores de última generación que logran rendimientos superiores a los de parques en funcionamiento.
Este acelerado progreso ha hecho que en cuestión de años se haya disparado el número de ingenios eólicos instalados en todo el mundo. Tan sólo en California se cuentan por miles los instalados en una década. Tal circunstancia habla claramente de la viabilidad tanto técnica como comercial de la energía eólica.
Por otra parte, en las regiones del mundo donde mayor partido se saca a la energía eólica, el promedio de potencial empleado suele ser muy inferior al total disponible, por lo que el crecimiento seguirá.
El éxito comercial de los aerogeneradores se ha producido en dos vertientes de suministro: la de gran escala y la de pequeña. En el primer grupo, el principal uso corre a cargo de compañías de distribución eléctrica, y, en menor medida, instalaciones industriales aisladas con importantes requerimientos energéticos. El segundo grupo está integrado por viviendas o instalaciones reducidas, como puedan ser granjas alejadas de zonas urbanizadas. Para la primera clase de aplicaciones, existen grandes aerogeneradores, con torres de varias decenas de metros de altura y aspas con envergaduras de bastantes metros, a menudo agrupados en parques con numerosas unidades. Para el segundo tipo de aplicaciones, existe una variada gama de aerogeneradores con dimensiones de uno o varios metros, cuyos precios resultan asequibles a usuarios individuales. Dentro de esta clase de aerogeneradores, es posible escoger entre modelos de variadas prestaciones y precios. Por ejemplo, de la marca Bornay los hay de 200 vatios, 600, 1000, 2500. Por supuesto, cuando mayor es la potencia, más se abarata el precio de instalación por vatio. A ese recorte de costes hay que añadirle el logrado por el perfeccionamiento de la tecnología, que por sí solo se calcula que promoverá un descenso notable en los próximos diez años. La potencia de estos aerogeneradores suele ir desde varias decenas de kilovatios a varios centenares.
Hay que aclarar al respecto que los valores de esas potencias eléctricas corresponden a determinados promedios de velocidad del viento. Es obvio que si éste cesa o circula más despacio de lo habitual, el suministro eléctrico decrece. En general se considera válido un promedio de 60 kilómetros por hora. El límite inferior aceptable está en los 20 kilómetros por hora, por debajo de los cuales la producción energética resulta poco viable. El superior, alrededor de los 100, más allá de los cuales la marcha de los aerogeneradores debe ser frenada por motivos de seguridad. En cuanto al tiempo anual de funcionamiento, se considera comercialmente aceptable un mínimo de tres meses a pleno rendimiento, o un valor equivalente.
Un aspecto interesante de los sistemas eólicos es su creciente capacidad de combinación con paneles solares. En efecto, es posible un suministro mixto, con las ventajas obvias que ofrece tal cosa, al permitir obtener energía en una variada gama de condiciones meteorológicas. Esta fructífera asociación potencia el grado de aprovechamiento de ambas fuentes.
A las innovaciones ya introducidas en los nuevos aerogeneradores comercializados, hay que añadir las que ahora se están probando en fase experimental.
Mediante software especializado, se ha evaluado cómo la tensión estructural causada por la fuerza del viento afecta a la duración de la vida operativa de los aerogeneradores. Basándose en estos estudios, se han ideado nuevos diseños estructurales para los componentes mecánicos de tales aparatos, así como técnicas no dañinas para inspeccionar a fondo las aspas en servicio. Gracias a ello, es posible construir turbinas con expectativas de vida mucho mayores, y reducir costes tanto de fabricación como de mantenimiento.
El concepto convencional de aerogenerador, que más abunda en los modelos construidos, y que sin duda es el que mejor conocemos, se basa en aspas rotando sobre un eje horizontal. No obstante, ya se han desarrollado y fabricado modelos con eje vertical. Para comprender de un modo gráfico en qué consiste exactamente esta diferencia de diseños, puede tomarse como punto de referencia la desigualdad entre las hélices de los aviones y las de los helicópteros. Las primeras giran sobre un eje horizontal, mientras que las segundas lo hacen sobre uno vertical.
Aunque la idea de molinos con eje vertical tiene antecedentes históricos que se remontan a los persas en el año 200 aC, y fue objeto de profundos estudios por parte del científico francés Georges Darrieus en los años veinte, sólo a fines del siglo XX fue abordada de manera definitiva. Una de las aportaciones principales es la tarea de desarrollo llevada a cabo por los Laboratorios Nacionales de Sandia desde los años 70. En concreto, como resultado a su creación de varios prototipos que demostraron ser competitivos frente a los modelos tradicionales de eje horizontal, las compañías norteamericanas Vawtpower y FloWind empezaron a comercializar unidades de dicho diseño. A mediados de los años 80, eran nada menos que 500 las que FloWind ya tenía instaladas.
A fines de 1987, los Laboratorios Nacionales de Sandia iniciaron un programa de investigación con un prototipo de eje vertical, que demostró en 1993 varias ventajas de este concepto frente al convencional. La principal baza de las turbinas eólicas de eje vertical es que no precisan ser orientadas hacia la dirección (norte, sur, este, oeste) de la que venga el viento.
Ya sea con el diseño vertical o con el horizontal, los planes de desarrollo de energías limpias renovables trazados por bastantes naciones prevén la instalación de una gran cantidad de aerogeneradores durante los próximos diez años.

APROVECHANDO EL CALOR DEL SUBSUELO
El aprovechamiento del calor interno de la Tierra para propuestas energéticas es una perspectiva prometedora dentro del abanico de las energías alternativas, como demuestra el funcionamiento de las centrales de este tipo que hay en algunas partes del mundo. La energía geotérmica es la tercera de las tres energías alternativas más importantes.
Islandia posee en gran abundancia depósitos termales, a causa de su peculiar topografía volcánica, lo que permite que la energía geotérmica suponga en torno al 50 por ciento de toda su energía natural directamente consumida. Su uso directo se refiere por regla general a aprovechar el calor para balnearios, redes de calefacción, invernaderos y demás. En algunos casos, las tuberías que transportan vapor para calefacción alcanzan los 50 kilómetros de longitud.
Islandia es un caso especial, ya que la mayor parte de las naciones con recursos termales está por debajo del uno por ciento en cuanto a uso directo del calor. La conversión de ese calor en electricidad ofrece para cada país porcentajes a veces mayores y a veces menores que el del uso directo. En Islandia es muchísimo menor, siendo tan solo una pequeña parte. En cambio, en Filipinas representa un porcentaje importante de su producción eléctrica total. Ello es fruto de un desarrollo realizado en las dos últimas décadas, iniciado a principios de los años 70, cuando técnicos de Nueva Zelanda, nación bastante rica en recursos geotérmicos, realizaron allí las primeras experiencias piloto en el marco de acuerdos gubernamentales. Indonesia también se benefició en la misma época de un acuerdo parecido, y su producción eléctrica geotérmica ha aumentado de manera significativa.
Entre la treintena de naciones que cuentan con recursos geotérmicos lo bastante aprovechables, algunas en las que también se ha trabajado de forma significativa en los últimos años son: España, Japón, Francia, Canadá, Estados Unidos, Grecia, Chile, México, Italia, Kenia, China, Turquía y la India.
La energía geotérmica es un recurso abundante en bastantes países en vías de desarrollo, y de hecho la única energía autóctona significativa que puede explotarse en algunos de ellos.
Nueva Zelanda es quizá el país más experto del mundo en materia de centrales geotérmicas, debido a su topografía volcánica que hace idóneo el uso de la energía geotérmica. Puso en funcionamiento la segunda central geotérmica del mundo (la primera se instaló en Italia).
El Instituto Geotérmico de Nueva Zelanda, dependiente de la Universidad de Auckland, es pionero en la investigación geotérmica y en el desarrollo de tecnología para aprovechar esa energía. Fue creado en 1978, a petición de las Naciones Unidas en el marco de su Programa de Desarrollo, ante la necesidad de un centro que pudiese formar a nuevos expertos en energía geotérmica procedentes de otros países. Otros centros similares se encuentran en Islandia, Italia y Japón.
Las centrales geotérmicas son parecidas a las térmicas. En éstas, se quema gas natural, carbón, u otro combustible, para calentar vapor y hacer que salga a chorro accionando la turbina de un generador. En las geotérmicas, el mecanismo es similar, excepto porque el vapor es suministrado por las calderas naturales volcánicas.
El aprovechamiento de depósitos termales con temperaturas poco elevadas, también es viable, como han mostrado los desarrollos técnicos en Francia relativos a distribución de calor procedente de tales depósitos.
Según estimaciones del Instituto Geotérmico de Nueva Zelanda, la cantidad de depósitos termales por localizar puede superar entre tres y diez veces a la de los conocidos. Una vez se hayan puesto en marcha centrales en todos esos emplazamientos, las posibilidades de expansión de la energía geotérmica deberán basarse en desarrollos técnicos más ambiciosos, encaminados a la excavación de pozos artificiales a kilómetros de profundidad, para recoger el calor interno. Como es sabido, el núcleo de nuestro planeta es una esfera de magma a temperatura y presión elevadísimas. Por ello, el calor interno aumenta según se desciende hacia el centro de la Tierra. No hace falta perforar muy hondo para toparse con temperaturas elevadas. En los pozos petrolíferos suele llegarse a 100 grados centígrados a unos cuatro kilómetros de profundidad. A diez kilómetros, ese valor se triplica.

NUEVOS MOTORES PARA EL TRAFICO RODADO
Bastantes son los conceptos de viabilidad factible que hoy se preparan para competir entre sí durante los próximos años con el objetivo de robarle el monopolio a los motores convencionales basados en el petróleo o sus derivados.
De todos ellos, el motor eléctrico aparenta ser el más firme candidato a hacerse con una porción del mercado antes que los demás. Su uso habitual en vehículos de carga dentro de almacenes, demuestra la solidez técnica del diseño básico. Los primeros prototipos de coches eléctricos que ya han sido fabricados por marcas bien conocidas, también auguran un excelente resultado para dicha iniciativa.
El motor eléctrico no debe verse forzosamente como un competidor del de petróleo. La idea de un coche híbrido, que reúna a ambos para utilizar uno u otro según convenga, está ganando muchos adeptos y además parece una opción sensata de transición o combinación. La motivación de un automóvil híbrido es aprovechar lo mejor de cada motor en las circunstancias que más se avengan a utilizar uno u otro. Por ejemplo, para trayectos cortos como los efectuados dentro de una ciudad, el eléctrico resultaría ideal, mientras que para largos viajes a través de autopista el de petróleo ofrecería un perfil óptimo.
La locomoción mediante motores químicos no debe, a pesar de todo, ser desestimada como futuro terreno de nuevos desarrollos competitivos. La obtención a bajo coste de combustibles sintéticos es una meta difícil, pero sin duda de un valor incalculable. La industria química no es la única que puede acometer con éxito esta empresa. El nuevo campo de la biotecnología está dando constantes sorpresas, y la obtención de un sistema rentable para la creación de esos combustibles milagrosos mediante el uso de microorganismos productores, no parece en modo alguno una utopía.
Alimentar con hidrógeno el motor de un vehículo de manera directa (combustión del hidrógeno) es más complicado que de manera indirecta (célula de combustible que suministra electricidad a un motor eléctrico). Aunque la meta ideal sería extraer in situ el hidrógeno del agua, permitiendo que para poner en marcha nuestro automóvil sólo necesitásemos llenar de agua el depósito, el estado de la tecnología actual está aún muy lejos del grado de desarrollo requerido para hacer realidad ese sueño.
Los paneles solares también se han revelado capaces de alimentar el motor eléctrico de un coche. Aunque los prototipos de autos solares han funcionado tal como se esperaba, la potencia disponible sin que la envergadura de los paneles solares exceda las medidas aceptables suele ser demasiado débil como para permitir que dichos vehículos posean una capacidad superior a una plaza y sean capaces de alcanzar velocidades muy elevadas. De todas formas, los paneles solares pueden, con el tiempo, resultar comercializables como un dispositivo más a añadir a un coche eléctrico o híbrido. En un mundo donde el constante crecimiento demográfico hace que el ahorro de recursos sea cada vez más necesario, toda iniciativa que los optimice al máximo será bienvenida.

OTRAS IDEAS INTERESANTES
El estudio de determinadas reacciones químicas o fenómenos físicos puede brindar suficientes elementos teóricos para proceder a la explotación energética de los mismos mediante maquinaria diseñada de modo específico para ello.
Aún es prematuro para apostar por la viabilidad comercial a gran escala de alguna de esas fuentes energéticas. Sin embargo, puede ser positivo por parte de los laboratorios el mantener una cierta labor de investigación, así como para la industria en general estar atenta a todo avance, por insignificante que sea, en ese terreno. (Copyright 2007 JORGE M. COLOME) (Reproducido con permiso del autor).

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