CAPÍTULO 6


04/10/2286

Hoy es el día del trasplante. Habiendo superado todas las pruebas de aptitud y cumplido con éxito los programas de entrenamiento preliminar, estoy preparado para sumirme en una Realidad Virtual en la que estaré inmerso durante treinta años.

Tendido en el cilindro láser de operaciones, se me induce un sueño comatoso profundo.

Despierto. Un cúmulo de sensaciones confusas sacuden mi mente. Me siento gravitando en la inmensidad del tiempo y del espacio, como si hubiera surgido catapultado de mi cuerpo hacia otros planos de la realidad. Poco a poco me recupero y empiezo a percibir lo que creo son estímulos externos. Luces azuladas fantasmales. Sonidos de pureza digital admirable, como generados en el interior de mi cráneo, y presiones estructurales que me hacen imaginar que mi cuerpo ha crecido mucho. "Noto" extremidades inexistentes en el cuerpo humano, y pienso con una lucidez muy superior a lo que era normal en mí.

Borrosos contornos de figuras humanas se aproximan a mí y me indican que descanse un par de días sin preocuparme por nada, a fin de dar tiempo a que las conexiones efectuadas entre mi cerebro, mi pericerebro y las nuevas terminales nerviosas se consoliden por completo.



10/10/2286

Poco a poco me habitúo a mi nuevo estado. Por ahora, el cilindro que contiene mi mente está instalado en un cuerpo dotado de ocho patas y cuatro apéndices manipuladores, además de los principales sistemas sensoriales y de comunicación.

Esta será la fase más dura de mi entrenamiento; aprender a desenvolverme fuera de mi cuerpo. La situación es en cierto modo parecida a un lesionado grave que debe afrontar duras sesiones de rehabilitación en un gimnasio.



28/10/2286

Atravieso una traumática fase de shock que es mitigada por los fármacos desarrollados para combatir los efectos negativos de una prolongada e intensa exposición a la Realidad Virtual.



06/11/2286

Poco a poco me adapto a mi nuevo estado. Ejercito mis terminales en la ejecución de variadas tareas. Cada vez le saco mayor provecho a mi pericerebro. Cuando yo esté insertado en la nave, él se ocupará de modo automático de regir las funciones normales permanentes de la nave, descargando mi mente de esas tareas para poder dedicarla a cometidos más intelectuales; igual que en el cuerpo humano el proceso digestivo u otros no son dirigidos por el consciente paso a paso.



11/01/2287

Estoy inmerso en la fase final de mi entrenamiento. Estudio con facilidad asombrosa los más variados informes sobre cada detalle de mi misión y sobre lo poco que se sabe de S-17.

Después de varios meses con el ánimo muy decaído, agobiado por mi desconcierto, ahora me siento rebosante de energía y optimismo. Soy afortunado. Mi sueño de viajar a las estrellas se ha hecho realidad. Voy a protagonizar una aventura superior a cualquiera de las vividas por otros seres humanos. En mi posición de pionero, puede comparárseme a Yuri Gagarin, el primer astronauta en la historia de la humanidad, el primer humano que viajó al espacio. Yo seré el primer hombre en viajar a otra estrella, y además el primero en abandonar su cuerpo para ese fin.





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