CAPÍTULO 2


26/04/2284

Ya hemos casi completado la elaboración del software básico para el funcionamiento de la sonda KEPLER, y ahora nos ocuparemos del desarrollo del superordenador.

El planteamiento de diseño para esta computadora es poco usual. Tras décadas de investigaciones comparadas entre los mecanismos que rigen a la Inteligencia Natural y los propios de la Artificial, parece evidente que el modo de conseguir que un ordenador posea algunas de las características que aparentan ser exclusivas de la primera, es emplear elementos bioquímicos en su estructura. Ello encierra bastantes enigmas, y, sobre todo, implicaciones muy polémicas, en medio de un vacío legislativo o incluso adentrándose en lo ilegal.

Mi idea es enriquecer la Unidad Central de Procesamiento del supercomputador con neuronas vivas extraídas de mamíferos superiores. A tal fin, colabora con nosotros un equipo de científicos de la Fundación Murray, de Ann Harbor, Michigan, EE.UU., una institución puntera en el desarrollo de técnicas innovadoras de ingeniería genética. Los estudios preliminares que han realizado concuerdan con mis investigaciones al respecto. Si todo marcha como esperamos, el cerebro de KEPLER no necesitará de software específico para instruirle sobre cada posible decisión a tomar, sino que estará dotado de "sentido común", por así decirlo.

El terreno en el que nos movemos es muy resbaladizo tanto legal como éticamente. Por eso, aunque no estemos autorizados de modo oficial a catalogar como Top Secret la verdadera naturaleza de nuestra computadora, tanto las instituciones científicas envueltas como las autoridades gubernamentales hemos acordado mantener un discreto silencio sobre ello, a fin de evitar que se desaten polémicas sin duda fortísimas en la sociedad.

Disponemos de tres años para diseñar, construir, probar y preparar para la misión al cerebro de KEPLER.



11/08/2284

Las conexiones entre neuronas y terminales electrónicas han sido establecidas con éxito. El flujo eléctrico de las neuronas, así como otros parámetros, son procesados en convertidores de señal, alcanzando los circuitos informáticos en forma de códigos reconocibles por éstos.



25/08/2284


Hemos iniciado la primera tanda de experimentos. Algunos de los animales cuyas neuronas usaremos son delfines, simios, perros, gatos y caballos.



05/12/2284


Las pruebas que llevamos completadas hasta la fecha no dan por ahora los resultados esperados.



14/02/2285


Estamos hallando crecientes dificultades en lograr un funcionamiento homogéneo de las neuronas animales y la Unidad de Procesamiento Central. El problema no radica en la conexión, sino en el comportamiento de las neuronas.



19/04/2285


Es ya evidente que las neuronas, sean de la clase que sean, no pueden funcionar integradas en el ordenador como biocircuito de apoyo por la sencilla razón de que son reacias a aceptar órdenes del sistema central informático. Más bien, tienen una tendencia innata a tomar la iniciativa. El procesador central puede actuar de las dos maneras, como centro de mando o como circuito periférico, pero sólo en el primer caso sería útil.



01/08/2285


Todos los experimentos están fracasando uno tras otro. Si concedemos a las neuronas la iniciativa a la que tienden, el funcionamiento del conjunto es técnicamente perfecto, pero escapa a nuestro control pues no acepta instrucciones y realiza acciones indebidas. Parece que las neuronas se comportan como lo harían si estuvieran insertadas en el cerebro de un ejemplar de su especie, con los inconvenientes que ello supone.



31/10/2285


Aumentando la presencia de tejido cerebral en el cerebro de KEPLER, hemos logrado un comportamiento más "racional" pero también más "animal". El ordenador acciona sus periféricos experimentales como lo haría un animal de la especie en cuestión, y suponemos que piensa de verdad, pero eso no nos sirve de nada porque no podemos esperar que la mente de un simio asimile la misión espacial que va a protagonizar sin enloquecer. En ese sentido, la Inteligencia Artificial no puede ayudar. Los ordenadores son máquinas creadas por el Ser Humano para trabajar asociadas a él. Implantar neuronas de animales en un ordenador sólo sirve para traspasarle la mentalidad del animal en cuestión. La capacidad mental extra que le brinda el sistema informático en modalidades como cálculo matemático o memoria, no será aprovechada para los fines deseados o incluso ignorada. ¿A qué caballo, delfín, perro, gato o mono le va a interesar calcular el impulso específico de un motor para entrar en órbita de un planeta, o verificar los valores de conservación del fuselaje de la nave?.





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