TANGERINE DREAM (3) 
LA MAQUINARIA TRABAJA A PLENO RENDIMIENTO


Sin duda, Tangerine Dream es una banda legendaria dentro del género electrónico y de la vanguardia musical en general. A lo largo de su dilatada trayectoria, ha explorado áreas ignotas de la música, y ha contribuido a crear los cimientos para diversas corrientes modernas.


De 1975 a 1977, TD amasó un éxito sin precedentes, a la par que aumentó su nivel de actividad tanto en la grabación de nuevos trabajos como en la realización de largas giras internacionales. "Rubycon", "Ricochet", "Stratosfear" y "Encore" marcaron esta etapa. A diferencia de otros muchos grupos vanguardistas germanos surgidos a principios de los años setenta que tuvieron una vida corta e inestable debido a la inconstancia de sus miembros, TD logró mantenerse estable y trabajar con la suficiente madurez como para abrirse camino en el mercado discográfico y prosperar.

En 1976, Franke montó un enorme estudio de grabación (el local era un antiguo cine), junto al cual se mudó, y que equipó con sofisticada tecnología. Este estudio se convirtió, con el paso de los años, en un frecuente lugar de trabajo para el grupo. Allí se grabaron varios álbumes, y, en especial, bandas sonoras. Aunque cada miembro tenía ya su propio estudio, el de Franke se usaba para las tareas que requerían la presencia de todos. En el caso de las bandas sonoras, más sujetas a plazos de entrega que los álbumes, les iba bien para trabajar con mayor fluidez. En el estudio de Franke se componían los temas principales y se decidían las líneas básicas de la música. Luego, cada cual trabajaba en su propio estudio sobre diferentes escenas. El de Froese, alojado en su casa, era pequeño aunque bien surtido. En la actualidad, ese estudio de Franke se alquila a clientes, poseyendo él otros estudios para su uso particular.

De los álbumes del periodo 1975-77, "Stratosfear" cosechó un éxito popular que traspasó las fronteras de los aficionados a la música electrónica, escuchándose con profusión durante varios años en discotecas, anuncios televisivos y sintonías radiofónicas.

La gira de 1977 por EE.UU. despertó también una inmensa atracción en el público norteamericano. Con el tiempo, TD trasladó a ese país su principal teatro de operaciones, en parte por las indudables ventajas que para todo artista de éxito internacional tiene moverse en zonas como Los Angeles o Hollywood, sedes mundiales de la industria discográfica y cinematográfica, y en parte por la excelente acogida que allí tuvo su música. Un ejemplo evidente de esto último es la banda sonora que para la exhibición en EE.UU. del film "Legend" le fue encargada a TD, dejando de lado la oficial creada por el prestigioso Jerry Goldsmith.

RECAMBIOS PARA LA MAQUINA

En los años ochenta, TD inició una nueva etapa. Tras el abandono de Peter Baumann, el fugaz paso de Steve Jolliffe y Klaus Krieger por la banda ("Cyclone"), y la temporal reducción de ésta a un dúo formado por Froese y Franke ("Force Majeure"), se incorporó al equipo Johannes Schmoelling. En la primera mitad de los ochenta, el periodo durante el cual Schmoelling permaneció en TD, ésta registró una nueva fase de crecimiento, alcanzando mercados a los que sus trabajos anteriores no habían llegado. Las reediciones de viejos álbumes empezaron a sucederse unas tras otras.

La actividad cinematográfica iniciada a fines de los setenta, se disparó. Esta es la época de las espectaculares persecuciones de coches, fuertes dosis de violencia, y, en general, situaciones de acción y personajes en circunstancias límite, todo ello al son de la vibrante música de TD. Desde películas como "Calles Violentas" a series como "El Halcón Callejero", la labor de TD inició además la tendencia, hoy generalizada, de las bandas sonoras muy electrónicas para films de acción y violencia. Rompió con la creencia de que ese tipo de bandas sonoras sólo podían funcionar en producciones de ciencia-ficción (género que, por otra parte, desgraciadamente no ha empleado tanto como debiera la música electrónica, optando en bastantes casos por la más clásica y antifuturista música orquestal). Aunque entre las producciones con banda sonora de TD, las de ciencia-ficción han constituído un porcentaje importante, no ha habido hasta ahora ninguna de la envergadura comercial de, por ejemplo, "Blade Runner", que permitió a Vangelis lucirse como creador de atmósferas futuristas y demostrar a un público muy amplio la inmensa capacidad de evocación que la música electrónica puede tener.



Durante los años ochenta, TD se hizo más prolífico en varias vertientes además de la cinematográfica. Más álbumes, más recopilaciones, más giras. El estilo, salvo en las bandas sonoras, se hizo más compatible con los gustos de un amplio sector del público, es decir se aproximó cada vez más a planteamientos pop, sin adentrarse necesariamente en el feudo electrónico que es el tecno. La avalancha de nuevos artistas electrónicos que se desató en los ochenta, y la progresiva utilización de sintetizadores por parte de cualquier tipo de músico hasta desvirtuar el significado del adjetivo "electrónico" aplicado a un género, hicieron que la ubicación estilística de TD en el panorama musical perdiera su carácter único. La resaca de una parte del público, sobre todo el germano, ante el boom de la Música Cósmica en los setenta, y la competencia impuesta por los nuevos genios del género, propició que se desmarcase de ésta y otras etiquetas, avanzando por un terreno ambiguo, entre el pop y la vanguardia. Esta evolución fue ya patente en la segunda mitad de los ochenta.

La nueva formación de TD en 1986 se componía de Froese, Franke y Paul Haslinger. La estabilidad de otros miembros en la banda aparte de Froese y Franke parecía ser un problema crónico desde el abandono de Baumann.

A fines de los ochenta, TD había ascendido al estrellato general de la música. Entonces era también ya patente que disponía de grupos de fans bien diferenciados. Básicamente, dos: quienes aman la vena más cósmica y vanguardista de la banda, bien explotada durante los setenta y parte de los ochenta, y quienes, vinculados al pop, encuentran en TD una nueva vertiente innovadora de éste, materializada desde mediados de los ochenta, y que ha monopolizado la actividad de TD en los noventa. El primer sector se siente decepcionado por el cambio de timón de la banda, mientras que el segundo, que poco o nada conoce del pasado de ésta, disfruta con la línea actual. Un ejemplo de esta bifurcación de fans, que en los noventa se polarizó hasta extremos sorprendentes, es la anécdota que le ocurrió a Edgar una mañana. A las siete llamaron a su puerta. Abrió. Era un sujeto que llevaba consigo el LP de una banda sonora de TD. Sin decir palabra, partió sobre su rodilla el disco y se fue. Por lo visto, era un fan al que no le había gustado nada ese álbum y que se sentía traicionado o estafado por Froese. Esa fue su pintoresca pero sin duda rotunda manera de expresarlo.

(Por: Jorge Munnshe)


Si deseas adquirir trabajos de alguno de estos artistas, basta con que uses los siguientes enlaces:

Tangerine Dream

Edgar Froese

Christopher Franke

Peter Baumann

Johannes Schmoelling

Paul Haslinger

Steve Schroyder

Steve Jolliffe

Klaus Schulze

Conrad Schnitzler

Michael Hoenig








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